RESISTENCIA Y RESILIENCIA VEGETAL
Resistencia y resiliencia vegetal en la adversidad. De los individuos a los ecosistemas
Por Antonio Matamala.
Introducción:
Desde nuestra perspectiva de admiradores de la naturaleza consideramos a la vegetosfera como un ser vivo que emerge de la suma de todos sus individuos, una inteligencia difusa pero constante que permite y cuida de nuestras vidas.
Durante el largo periodo del primer confinamiento tuvimos que mantenernos separados de ella, a pesar de que nuestra biofilia nos acuciaba más que nunca a buscar aire limpio y beneficiarnos de los baños verdes que tanto nos aportan.
Ahora, a través de los paseos botánicos con Visitarb Madrid, estamos recuperando poco a poco esa pulsión clorofílica, observando con nuevos ojos la proeza vegetal de la que formamos parte.
En nuestros paseos acotados en el espacio y por clases de edad nos sorprendió la obstinada persistencia aventurera de múltiples y pequeñas plantitas que luchaban por fotorespirar el sol desde cualquier rendija, entre los ladrillos de casas, bordillos de aceras y fisuras en el pavimento.
Guillermo se refirió a ellas como “malezas, invasoras, asilvestradas y espontáneas” y nos enseñó a reconocerlas, nombrarlas y valorarlas. Muchos nos sentimos seducidos por su fuerza y las consideramos ejemplos vivos de resiliencia, un concepto complejo que tiene su origen en la física y que estamos aplicando tanto en ecología como en psicología al nombrar la capacidad de un sistema para recuperar sus propiedades después de verse alterado por una perturbación o trauma.
El manto vegetal, sepultado bajo el hormigón y asfalto, conservaba su fuerza vital. Con más tiempo de “alarma” hubiese conseguido apoderarse de nuevo del espacio, como lo hace en los descampados de las ciudades, las ruinas de las civilizaciones o cualquier sitio en el que se deja tranquila a una semilla para que cumpla su misión de fabricar y sostener la vida a partir de agua y luz.
Seguro que quienes participamos en aquellos paseos usurpados cambiamos nuestra forma de percibir esas plantas humildes, austeras y desaliñadas que se resistieron al confinamiento y brotaron audaces para reivindicar su presencia. Dejamos de verlas como clandestinas, furtivas e indisciplinadas, porque nos dieron una lección de valentía.
Ahora que andamos inmersos en una nueva encrucijada es pertinente recordar todos esos mecanismos que usan las plantas para derrotar al calor y frío extremos, sobreponerse a los desastres de fuegos devastadores, inundaciones, huracanes, depredadores y patógenos implacables.
Nos parece ejemplar la eficacia con que los seres fotosintéticos consiguen afrontar y recuperarse de los daños que reciben, incluso de los más crueles que les infligimos los humanos con el arma letal del cambio climático.
No dudamos de que la mayoría de nosotros, durante esta pandemia, hemos procurado resistir siguiendo los consejos expresados en aquella canción que toma al junco como ejemplo, evitando quebrarnos y siendo flexibles en la calamidad. Si queremos ser efectivos para contribuir a la supervivencia de nuestro planeta tendremos que revertir su situación, lo que nos exigirá ser proactivos y hacer bastante más que “resistir”.
De nuevo el comportamiento vegetal nos puede inspirar y dar ejemplo de creatividad, eficacia y fortaleza.
Hemos dividido la conferencia en cuatro partes, que pueden verse a continuación o en nuestro canal de Youtube
Parte I. El fuego y la sequedad
Parte II. Frío, hielo y viento